martes, 22 de abril de 2008

Escribir una novela

No tengo contacto con muchos escritores, aunque sí lo tengo con gente que tiene vocación literaria y que aspira a escribir una novela, y suele ser habitual el pánico que causa la página en blanco, aunque ahora sea más adecuado decir la pantalla en blanco. Con relativa frecuencia pensamos que una idea que hemos tenido se puede convertir en una obra literaria, aunque en la mayoría de los casos esa idea se esfuma cuando tratamos de escribir las palabras que la expresen. Al leer lo escrito tenemos la sensación de que no se parece en nada a la idea que habíamos tenido previamente. En muchos casos eso basta para abandonar un proyecto, pero en el caso de que se decida persistir surgen nuevas dudas: ¿Cómo desarrollo la historia?, ¿Quiénes van a interpretarla?, ¿Dónde la ubico? ¿La va a contar un narrador o uno de los protagonistas? Las preguntas son infinitas y carecemos de cualquier certeza, y en el caso de que nos decidamos a convertir la historia en una novela aparece una cuestión que puede suponer una losa que nos aplaste: ¿Cuántas horas, días, meses o años estoy dispuesto a dedicar a este proyecto? Para hacer más difícil la decisión, solemos escuchar una voz en nuestro interior que no para de repetir: A nadie le va a interesar lo que tú escribas y no merece la pena dedicar tu tiempo libre a escribir algo por lo que perderás la ilusión antes de terminar. Todo esto y otras cosas más graves me he dicho desde que decidí dedicarme a la literatura, y sin embargo ya he completado nueve novelas en trece años. En otro capítulo intentaré explicar cómo me las arreglo para completar mis novelas sin perder la ilusión por lo que estoy escribiendo, a pesar de que no se trate de un camino exento de obstáculos.

1 comentario:

eva lluvia dijo...

qué bien, cuánto voy a aprender...

gracias!