lunes, 21 de abril de 2008

No envidio a Ruiz Zafón

Acabo de leer que en el primer fin de semana se han vendido doscientos treinta mil ejemplares de «El juego del Ángel». No me parece ni bueno ni malo, sólo es la consecuencia de lo que supone una exhaustiva campaña de publicidad. Ruiz Zafón ya no es un escritor, es un fenómeno mediático que tiene detrás una multinacional que debe sacar el máximo partido en el mínimo tiempo a su producto estrella. No puedo hablar de la calidad de la novela porque no la he leído y por ahora no está en mi lista de prioridades.
A todos los escritores nos gusta vender libros porque nuestro futuro depende de que lo que escribamos sea reconocido, pero a veces el éxito desmesurado se puede convertir en una siniestra trampa: cuando el autor vende su alma a un consejo de administración al que sólo le interesan los resultados. Con esto no digo que Ruiz Zafón no sea capaz de crear otras novelas brillantes, pero no creo que cuando escribió «La sombra del viento» se estuviera planteando escribir tres secuelas de la misma historia. Su cuenta bancaria no parará de crecer, todo lo que escriba se venderá con facilidad, y mientras el consejo de administración vea cómo suben sus acciones, le sonreirá el éxito.
La duda que me queda es si volverá a disfrutar escribiendo como lo hacía cuando tenía la incertidumbre del que sumerge en una historia sin saber hasta dónde puede llegar y si conseguirá llegar a los lectores.
No, no envidio a Ruiz Zafón porque tengo el privilegio de escribir sobre lo que me apetece sin tener que cumplir con un plazo de entrega, publico cuando creo que la novela está lista para ser entregada a los que se quieran aventurar a leerla, veo cómo los libros salen lentamente de mi tienda y, con cierta frecuencia, recibo la visita de lectores que se han emocionado y me cuentan lo que les ha aportado la novela. Y por ahora puedo seguir viviendo de lo que escribo.

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