lunes, 12 de octubre de 2009

El derecho a la ignorancia

Cuando yo iba a la escuela en un pequeño pueblo de La Mancha, durante los últimos años del franquismo, a los chicos no nos gustaba ir a clase, pero no había muchas cosas que hacer y sabíamos que era el único camino para que algunos llegaran hasta el instituto, y con gran fortuna puede que alguno llegara a la universidad. De todos mis compañeros de entonces, sólo uno termino magisterio, mientras yo me quedé en primero de económicas, el resto tuvo que empezar a trabajar muy pronto.
Entonces la educación era un derecho al que no todos tenían acceso, y muchos muchachos de valía no tuvieron la oportunidad de estudiar una carrera por la falta de recursos de sus familias. Debido a esas carencias, muy pronto aprendimos a valorar lo que suponía aprender. Hoy día la situación ha cambiado mucho, casi siempre para bien, y no seré yo el que diga que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero creo que algo no se está haciendo bien desde todos los niveles, políticos, sociales y familiares, cuando muchos jóvenes en la actualidad se toman los estudios como una tortura y consideran que mantenerse ignorantes es un derecho que tienen. Tal vez piensen que todo se aprende en televisión, en los videojuegos o en las redes sociales de internet, y se consideran completamente libres cuando en el fondo están mucho más manipulados que aquellos que formábamos en el patio de la escuela mientras cantábamos el ‘Prietas las filas’ antes de comenzar las clases. Al menos, casi todos aquellos chicos con el tiempo desarrollamos un sentimiento de rebeldía y buscamos otros medios para aprender lo que no nos querían enseñar. Ahora no existe esa inquietud porque esos jóvenes se creen libres, y el objetivo de la mayoría de ellos pasa por hacerse famosos o por ganar dinero con el menor esfuerzo posible. Lo más preocupante es que son millones de jóvenes ambiciosos, en el sentido de poseer, y fácilmente manipulables.
Tristemente, la historia nos ha enseñado que la mayoría de los totalitarismos encontraron fácil acomodo entre aquellas masas que decían actuar en nombre de la libertad.

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