viernes, 2 de octubre de 2009

El final de una novela

Cuando llevo muchos meses trabajando en una historia y se acerca el momento de llegar al final me siento inquieto. Por mi forma de escribir, parto con una idea de cual va a ser el final, pero el propio desarrollo de la historia y de los personajes en ocasiones me lleva a variar la dirección hasta llegar a un final diferente al que había previsto. Eso no me causa problemas porque es fruto de un largo trabajo que suele superar a la idea inicial.
El problema llega cuando me acerco a las últimas páginas, al momento en el que no es posible dar marcha atrás, y entonces es cuando dudo de todo lo que he hecho previamente. Después de muchas novelas escritas, sé que no se trata de que piense que me haya equivocado, sino de que acabo estableciendo una relación con la propia historia y con los personajes de la que me cuesta desprenderme. Una vez que haya decidido el final corregiré algunos detalles de la historia y haré revisiones técnicas tratando de eliminar los errores que haya en el texto, pero ya estaré fuera de la historia y de los personajes que me han acompañado y que forman parte de mi vida.
En este momento me enfrento al último capítulo de mi nueva novela, y me quedan algunas decisiones por tomar, entre ellas decidir qué final le doy a los dos protagonistas. No es fácil jugar a ser Dios.

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