jueves, 18 de diciembre de 2008

Librerías

Es bastante frecuente que los lectores me pregunten por qué mis libros no se venden en librerías. Yo suelo responder que los llevaré cuando puedan estar en la mismas condiciones que los publicados por las granes editoriales. Tener mi obra en una librería no es difícil, basta con dejar ejemplares en depósito y esperar a que alguien se fije en algún ejemplar que esté rodeado de miles de libros y colocado en un estante casi inaccesible. La inversión que tendría que hacer para llevar mi obra a muchas librerías donde no me conocen no me compensa. Hace tiempo decidí que mi proceso de distribución sería diferente y confiaba en que las librerías aparecieran si hacía bien mi trabajo y mi número de lectores crecía.
Han tenido que pasar varios años y contar con casi cuatro mil volúmenes vendidos para que una librería considere que mis novelas deben compartir espacio con los que más se promocionan, y lo que es más importante, los responsables de la librería conocen a fondo mi obra y a quien pueden recomendarla. Se trata de la librería Birdy en Ciudad Real, donde mis lectores, al igual que cuando me los compran directamente, también se pueden llevar los libros dedicados.
Puede que sólo sea un pequeño progreso, pero hace tiempo comprendí que avanzar despacio y asegurando cada paso que dé es el mejor camino para no dejarme avasallar en este mercado tan cruel donde muchos se han estrellado tras unos comienzos vertiginosos. Es posible que con el tiempo aparezcan otros libreros, agentes literarios o editores que confíen en mi obra, pero yo no puedo esperarlos cruzado de brazos, y tampoco sirvo para mendigar una oportunidad. Prefiero seguir trabajando en aquello que amo y ganarme a los lectores uno a uno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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