lunes, 20 de julio de 2009

El negro en la literatura

Todos hemos oído hablar de los negros en el mundo literario. Es una de las leyendas más extendidas, y como toda leyenda, parte de una base cierta. Cuántas veces hemos oído hablar de ellos. Sin embargo, no hemos conocido a ninguno y se trata de uno de los secretos mejor guardados del mercado editorial.
Bastantes de mis lectores me han dicho que si mis libros los hubieran publicado escritores conocidos se habrían agotado muchas ediciones. Esas palabras las recibo como un halago, pero el mercado editorial no vive de alabanzas y no se pueden repartir las ventas entre muchos autores porque no se puede permitir que el negocio quede en manos del azar. Hay que cuidar a los escritores estrella por los muchos beneficios que generan, y eso conlleva que tengan que incrementar su producción literaria para satisfacer la demanda.
El proceso creativo de los escritores no funciona como una fabrica, en la que si se invierte en material y se contrata más personal la producción aumenta. Es cierto que muchos escritores famosos tienen un equipo de gente detrás que facilitan su trabajo, y no sabemos el peso real que tienen en el proceso creativo. En estos casos se puede hacer un paralelismo a la labor que realizan los investigadores. El reconocimiento se los lleva el director del proyecto, pero detrás hay un equipo de científicos que realizan la mayor parte del trabajo.
Yo entiendo que el hecho artístico es otra cosa y que el creador debe realizar todo el proceso. No concibo que un gran actor de teatro sólo salga a escena a decir los textos más brillantes mientras deja los otros para un ayudante.
He hecho este largo preámbulo para decir que ayer conocí a un negro literario. Lo bueno que tiene ser escritor y tener tu propia tienda en un lugar tan concurrido como la plaza de Almagro es que propicia encuentros muy interesantes. Ayer entró un hombre en la tienda. Después de hojear algunos de mis libros, eligió dos de ellos, e hizo un comentario sobre Lágrimas de Yaiza que me sorprendió y que podría responder a que se estuviera marcando un farol o a que sabía más de lo que parecía. Ni siquiera me pidió que se los firmara. Entonces le pregunté cuál era su relación con la literatura, y admitió que era negro. Todo lo que escribe aparece firmado por escritores famosos, y no podía decirme su nombre ni el de los escritores y editoriales para los que trabaja.
Cuando se fue, me quedé pensado en aquella breve charla, y no porque me sorprendiera lo que escuché porque hace bastante tiempo que me di cuenta de que había demasiadas cosas que no me cuadraban en el mercado literario, aunque supongo que esto no es nuevo y que la compraventa de historias es un negocio legal en el que todos salen beneficiados, siempre y cuando el lector nunca sepa que el escritor que tanto admira no tenía tiempo ni ideas para escribir personalmente todos los libros que ha comprado.
Trato de imaginar cómo sería mi vida si las novelas que escribo llegaran a las librerías firmadas por autores famosos. Supongo que en lo económico sería más desahogada, y hasta puede que estuviera orgulloso del éxito que alcanzara mi obra. Al fin y al cabo el ego también tiene un precio, y esos escritores anónimos deben cobrar mucho más que si los libros aparecieran con su propia firma, aparte de que no corren peligro de quemar su imagen ni tienen que soportar los compromisos que conlleva la fama. Ellos no escriben para enganchar a millones de lectores, lo hacen para complacer a un puñado de escritores y editoriales que necesitan de la materia prima que mantiene vivo el negocio.
Me temo que con diez novelas ya publicadas no puedo buscar trabajo como escritor negro, aunque puede que se trate de un buen tema para escribir una novela.
Si el hombre que estuvo en mi tienda me mintió, puede que lo escrito en esta entrada sólo sean elucubraciones de una mente calenturienta, pero si lo que dijo es cierto es necesario hacer una profunda reflexión sobre los libros que leemos.

2 comentarios:

eva lluvia dijo...

nunca me había planteado eso...me entristece...el negocio lo manipula todo..

un abrazo, Paco

Tintero creativo dijo...

Gracias por quedar personas como tú, que no se venden. En esta vida parece que todo está en venta. Sabes es bueno sentirse bien con uno mismo y creo que es tu caso.Un saludo y felicidades por ser un escritor, es posible que no haya demasiados después de saber lo que hay detrás de la Literatura.