jueves, 30 de julio de 2009

Cámara negra


Cámara negra es el título genérico que le he dado a la colección de teatro que acabo de publicar. En cuatro volúmenes he repartido mis trece obras más representativas, con la excepción de Shylock Gallerie, que está editada por la Kutxa al ser galardonada con el Premio Ciudad de San Sebastián 07. En cierto modo esta obra supone un punto de inflexión en mi carrera teatral. Se puede decir que hay un antes y un después de Shylock Gallerie, aunque este último está por concretar porque llevo tres años sin escribir una obra de teatro, a pesar de que he iniciado varios proyectos, pero noto cierta resistencia interior que me impide continuar. Buena parte de la culpa la tiene mi forma de concebir el teatro. No me conformo con hacer literatura dramática y obtener algún que otro premio con ello. El fin que persigo es que esas obras se puedan representar en los escenarios, algo que parece una quimera tal y como está la producción teatral en España. Supongo que por eso en los últimos años me he centrado mucho más en la novela porque todo el proceso está bajo mi control y la entrego a los lectores tal y como deseo.
Aún así, me daba pena que textos teatrales estuvieran desperdigados y que algunos se perdieran para siempre. Con su publicación en cuatro tomos, al menos quedará constancia de mi manera de concebir el teatro desde que tuve los primeros contactos con la compañía del Corral de Comedias, hasta una supuesta madurez –término que me asusta porque todavía no sé en qué consiste–.
Para mí, el teatro es mucho más directo que la novela a la hora de crear. Cuando surge la idea lleva implícita su desarrollo y final. El trabajo será más o menos complejo, pero forma parte de un todo. Cuando concibo un escenario y los personajes que interpretarán la historia, el terreno queda marcado por unos límites, y tengo que respetarlos si quiero llegar a buen puerto.
El proceso en la novela es muy diferente porque es imposible abarcarla entera cuando se empieza a escribir, al menos yo no lo hago. Suelo decir que una novela es como un préstamo que recibes a través de una idea, y que debes pagar la hipoteca con las páginas que vayas escribiendo, por lo que es importante aplicarse una férrea disciplina para que no llegue un momento en el que seamos insolventes y la historia se nos escape de las manos.
Pero volvamos al teatro. El título genérico de Cámara negra es el más apropiado porque representa la concepción más básica para la representación teatral. Las obras que he incluido son:
Tomo 1: El legado de Julie Newman, Liquidación total, y Manual de erudición para famosos.
Tomo 2: La quimera de Alonso y Sancho, El último paraíso de Cándido, y Puto teatro.
Tomo 3: Terapia, Hasta que la vida nos separe, El último amanecer, y Censura.
Tomo 4: Jubil acción, Se precisa hombre bien dotado para importante labor social, y El interrogatorio.
Si alguien tiene interés en leerlas, ya sabe donde conseguirlas.

No hay comentarios: